Alfredo Carazo - Periodista

Notas de opinión sobre actualidad política y social, sobre la Argentina, América latina y la realidad mundial





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Sunday, June 29, 2008

 
Las privatizaciones no se agotaron

Los tiempos cambiaron pero Estados Unidos sigue comportándose con la misma lógica imperial. Sino no es posible en el Sur de la región latinoamericana, los Tratados de Libre Comercio con Centroamérica y República Dominicana, ofrecen una amplia franja inexplorada de privatizaciones. El Instituto Nacional de Seguros de Costa Rica es una buena presa.

Lo que se preveía y fue denunciado una y otra vez, finalmente terminó siendo cierto. En realidad se trata de la reiteración de un comportamiento imperial que no debiera llamar la atención. A Estados Unidos le costó mucho que la Asamblea Nacional de Costa Rica aprobara el Tratado de Libre Comercio con Centroamérica y República Dominicana. Los diputados tuvieron que sufrir muchas presiones de la oposición y de algunas organizaciones sindicales, hasta que al final pudo más la férrea decisión del presidente, Oscar Arias, y los votos fluyeron.
Pero como ha sido habitual con todo acuerdo de esta naturaleza desde que fuera aprobado hace muchos años el del Pacífico Norte, que incluye a Canadá y a México, poco tardo el presidente, George W. Bush, en manifestar las exigencias de su Gobierno, en este caso para que se privatice el Instituto Nacional de Seguros de Costa Rica. Bush quiere irse a su residencia privada con la satisfacción de haber logrado controlar a Centroamérica mediante el comercio casi unilateral y con la prevención de las armas. El propio ministro de Comercio Exterior de Corta Rica, Marco Vinicio Ruiz, sostuvo que “los norteamericanos quieren competencia directa en el mercado de seguros, que sea entre empresas privadas, tal como se dará en el campo de las telecomunicaciones, tras la venta del Instituto Costarricense de Telecomunicaciones”.
Están llevando a Centroamérica al mismo camino que hicieron con anterioridad a través de programas económicos neoliberales en los países del Sur, con la nada neutra presión de los organismos multinacionales de financiamiento externo, comenzando por Chile. Las democracias sureñas en su momento, aunque parezca raro, les resultaron mucho más permeables que el pequeño país costarricense y su gente.
Los empleados públicos “ticos” nunca dejaron de estar alertas y por eso ahora sostienen que el Instituto “es la empresa aseguradora más exitosa de toda la zona centroamericana y caribeña y debe ser pulverizada completamente, para que la engullan sin mayor problema, los gigantescos consorcios de seguros estadounidenses -y sus socios internos- verdaderos oligopolios del negocio de los seguros en el campo internacional”.
Un poco más arriba pero al sur del río Bravo, Estados Unidos vuelve a presionar a México, para que venda o al menos se desprenda de buena parte de la petrolera estatal, Petróleos de México, además de otras concesiones que vienen con el paquete de la “Iniciativa Mérida” que ya tiene la aprobación del Parlamento norteamericano, con un primer desembolso de algo más de 400 millones de dólares, teóricamente para combatir el trafico de drogas y el crimen organizado, que el Gobierno del presidente, Felipe Calderón, se ha mostrado imposibilitado siquiera de aminorarlo.
La iniciativa fue aprobada por el Senado con la exigencia de que México practique la “estricta observancia a los derechos humanos y a la rendición de cuentas”, dos elementos que están impidiendo hasta ahora que el Congreso apruebe el Tratado de Libre Comercio con Colombia, el país del presidente, Alvaro Uribe, uno de los socios dilectos de Bush, que ahora busca una segunda reelección.
Con México, Estados Unidos intentará quebrar la resistencia no sólo a la privatización de PEMEX por parte de los trabajadores petroleros y de la oposición política, sino también avanzar en la profundización de políticas privatizadoras, un proceso que no alcanzó a concluir el ex presidente, Vicente Fox.
Al inicio de las discusiones, políticos y parlamentarios mexicanos se brotaron por lo que consideraron como inadmisibles condicionamientos por parte de Estados Unidos. Sin embargo, ahora el Gobierno deberá informar al Departamento de Estado sobre el accionar de las fuerzas de seguridad, informes que terminarán en ambas cámaras legislativas.

Las nacionalizaciones, el camino inverso de estas privatizaciones que se quieren concretar en el menor tiempo posible, le están costando a Bolivia vivir en permanente estado de vigilia, por los intentos desestabilizadores de la derecha cruceña y de algunos de los socios de la rica “media luna”. El proceso de nacionalización de los recursos naturales iniciado por el presidente, Evo Morales, nunca fue digerido por las trasnacionales que los usufructuaron a su antojo, sino tampoco por los socios vernáculos, que ahora empujan el acortamiento del mandato presidencial y el pronto llamado a nuevas elecciones. Y en esto, como en todas las situaciones anteriores, hay una fuerte ingerencia de Estados Unidos para recortar sensiblemente la participación popular y las decisiones soberanas de una región a la que sigue considerando como propia.
29 de junio de 2008

posted by Alfredo Jorge at 2:45 PM

 
El blindaje de Estados Unidos en Latinoamérica

El Plan Colombia no quedó atrás, pero aparece como residual ante el Plan Mérida, a través del cual Estados Unidos intenta correr su frontera abarcando a Centroamérica. Sus bases, diseminadas en muchos de nuestros países latinoamericanos ahora tendrá un mayor apoyo logístico con el renacer de la IV Flota que desde julio navegará nuestros mares.

Con serios problemas de imagen ante la opinión pública internacional, Estados Unidos, cree llegado el momento de eclipsar un tanto el Plan Colombia y sus modificatorias a lo largo de los años. Nadie cree que esté destinado a combatir el narcotráfico del que se nutre y si en cambio, ha sido y es un instrumento –quizás el más importante de los últimos tiempos- para disciplinar situaciones conflictivas. La guerrilla de las FARC fue funcional a sus propósitos expansionistas en un territorio cuya frontera hasta ahora abarcaba a México hacia su interior y más allá de los muros levantados para regular la emigración.
Pero este proceso se está profundizando un trabajo sucio que el presidente norteamericano, George W. Bush, inició hace tiempo y quiere completar antes de mudarse de la Casa Blanca. Por eso el Plan Mérida, aprobado por el Congreso recientemente, que involucra a México, socio en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, pero que corre la frontera sur del imperio al menos a toda Centroamérica. No es que la subregión no estuviera balcanizada. Se trata en todo caso de poner blanco sobre negro a pocas horas de volver a ver ondear la bandera norteamericana en la nave insignia de la IV Flota.
El año que viene, se agota la concesión de la base militar de Manta, en Ecuador y el presidente, Rafael Correa, ya avisó que no se renovará, de manera que habrá que mudar los pertrechos militares y de monitoreo seguramente a Colombia, mucho más cerca de la frontera con Venezuela, que ha crecido exponencialmente en armamentos sofisticados. También corre riesgo la Base Aérea Militar de Palmerola, ubicada en Comayagua, al norte de Honduras, que el presidente, Manuel Zelaya, quiere convertir en un aeropuerto internacional comercial, no obstante lo cual aún le queda la base naval de Soto de Cano.
Los observadores militares sostienen que desde hace tiempo Centroamérica está blindada de militares que dicen luchar contra el narcotráfico y el crimen organizado. Ni siquiera era necesario el Plan Mérida, sino fuera porque Estados Unidos intenta sacar ventajas económicas y comerciales a México y a los países del istmo. Los condicionamientos expuestos antes de abrir la mano llena de dólares, hasta llegaron a alertar al Gobierno de derecha del presidente mexicano, Felipe Calderón.
No sorprende ya presencia militar norteamericana en todo el continente y en todo caso podría llamar la atención las afirmaciones del presidente electo de Paraguay, el obispo Fernando Lugo, desconociendo la denunciada base aérea que supuestamente estaba ubicada en Mariscal Estigarribia. No solamente Honduras tiene una base militar, sino que hasta Costa Rica, un país que se jacta de haber eliminado las Fuerzas Armadas, parece custodiado por una base naval en Liberia, en las cercanías de la frontera con Nicaragua. Además Estados Unidos ubica sus guardacostas en el Pacífico, desde el puerto de Golfito, un corredor donde se afirma pasa al menos el 90 por ciento de la droga que circula vía México hasta el país del Norte.
Lo mismo ocurre con el centro de radares en El Salvador, ubicado en la base militar de Comalapa. Desde el Centro de Estudios Guatemaltecos, se sostiene que “Estados Unidos aplica la guerra preventiva, envía tropas a Centroamérica y militariza la seguridad pública; quiere que Centroamérica sea su frontera sur en la que sus propias tropas resguarden su seguridad”.
Más al Sur, no es sólo Colombia la que tiene la “seguridad” estadounidense. Perú, ahora gobernado desde la derecha por el presidente, Alan García, sigue sosteniendo a la base naval de Iquitos, en la amazonia peruana, equipada con lanchas de combate bien pertrechadas.
Todas estas bases tendrán más apoyo logístico desde el mes que viene cuando se asiente en Mayport, estado de Florida, la IV Flota, para desde allí patrullar los mares latinoamericanos, lo que debiera representar una severa advertencia para los países más abajo del río Bravo, que intenten rescatar su identidad y soberanía. Parece que el blindaje del neoliberalismo en décadas pasadas, a través de los organismos multilaterales de crédito no sirvió o al menos no alcanzaron como para desviar o amortiguar nuevos vientos. Por eso, se acude una vez a la fuerza de las armas, una fórmula que otrora sirvió, a sangre y fuego, para disciplinar a los díscolos.
22 de junio de 2008

posted by Alfredo Jorge at 2:44 PM

 
El futuro institucional de Bolivia

Por Alfredo Jorge Carazo

En pocos menos de dos meses se juega –una vez más- la institucionalidad de Bolivia. El presidente Evo Morales, aceptó el reto de la oposición en el Senado que votó favorablemente la convocatoria a un referendo revocatorio de su mandato. Pero el mandatario añadió que se diriman también los mandatos de los prefectos, lo que pone en jaque a la oposición que no previó esta jugada.


La oposición boliviana hizo dos jugadas políticas que colocaron al presidente, Evo Morales, al borde del abismo, pero el mandatario tuvo reflejos como aceptar el reto y poner a quienes lo adversan en situación comprometida. De ahora en más y hasta el 10 de agosto, oficialistas y opositores apelarán a la voluntad popular para definir una nueva institucionalidad en el país.

Para esa fecha, Morales convocó a un referendo revocatorio de su propio mandato como presidente del país del Altiplano, acatando la decisión del Senado en manos de la oposición, pero incluyó en el decreto que firmó, que también deberá dirimirse el mandato de los prefectos o gobernadores departamentales, cinco de los cuales conforman la “media luna” que lo jaquea permanentemente, a excepción de Cochabamba, que ya había convocado a elecciones.

Lo que parece correr en paralelo a esta decisión institucional, es la ilegalidad de la autonomía santacruceña que, aunque votada en un referendo no ha sido convalidada por los poderes del Estado. Santa Cruz sigue su camino, erigiéndose en el liderazgo emergente de la Bolivia más rica y próspera, a lo que se sumaron los referendos autonómicos del Beni, Pando y en pocos días Tarija. La de las grandes corporaciones y la concentración de la riqueza, confrontando con el país más originario y pobre que sigue reclamando desde décadas el respeto a su dignidad.

Los pasos son rápidos, medidos en el tiempo para evitar reacciones. Todavía seguían frescos los festejos opositores por las controvertidas cifras que les daban vigencia a un Estatuto autonómico, cuando el prefecto, Rubén Costas, se autoproclamó gobernador departamental de facto, disolvió el Consejo Departamental y convocó a elecciones para elegir a los integrantes de una nueva Legislatura departamental.

Además del apoyo del fuerte empresariado monopólico, que concentra la producción agropecuaria y de industrialización, Santa Cruz y el Beni, Pando, Tarija y Cochabamba, cuentan con el fogoneo del partido opositor Podemos, que lidera el ex presidente de derecha, Jorge “Tuto” Quiroga. Podemos ahora entro en una crisis intestina porque algunos sectores consideran que la aprobación del referendo revocatorio en el Senado, abrió una Caja de Pandora, que los involucra y además le dio algo de oxígeno al presidente Morales, quien señaló que “no le tengo miedo al voto del pueblo”.

Por eso, uno de los más acérrimos opositores a Morales, el prefecto de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, pidió rápidamente la renuncia del presidente Morales, del vicepresidente, Alvaro García Linera, junto a los nueve prefectos, para que se convoque a elecciones generales en el término de 180 días. Una situación que ya pasó en el año 2005, cuando fue acortado el mandato del presidente, Carlos Mesa. Reyes Villa sostiene que “no hay otra salida. Todos debemos renunciar, y los que quieran pueden participar en las nuevas elecciones generales. El referéndum de revocatoria de mandato no solucionará nada, solo gastaremos dinero sin sentido".

Otros opositores argumentan que “está claro y suficientemente analizado que un Referéndum Revocatorio no va a resolver la crisis estructural que enfrenta el país; por tanto, es tiempo de tomar determinaciones también estructurales como una convocatoria, en 180 días, a elecciones generales de manera que el soberano tome la palabra definitiva”.

Para el Palacio Quemado, “esto es un verdadero absurdo. Pretenderle recortar el mandato a un presidente fuertemente apoyado por el pueblo boliviano es un planteamiento fuera de lugar y denota la verdadera intención de algunos grupos de poder que lo que pretenden es derrocar a Morales". Y hasta el gobernador de Pando, también opositor, llegó a decir que “estamos viviendo muy apresurados. Las autoridades deben cumplir sus mandatos y muy circunstancialmente deben plantearse salidas como referendos revocatorios o elecciones anticipadas; esto es inexplicable, esto ya se considera en nuestras regiones una traición al proceso autonómico de parte de Podemos".

Lo que parece quedar descartado, al menos hasta el momento, es el diálogo entre el Gobierno y los prefectos opositores, porque estos últimos consideran que el avance sobre las autonomías lo consideran irreversibles políticamente, de manera que sentarse a discutir sería como ingresar a un callejón sin salida.

Si el 10 de agosto efectivamente se llega al referendo revocatorio, no se juega solamente la permanencia de Evo Morales en el poder. Se pueden caer o no algunos prefectos, pero en todo caso los bolivianos dirán con su decisión en las urnas si están de acuerdo con este modelo que se viene llevando adelante de nacionalización de los recursos naturales, de autodeterminación de los pueblos originarios, de soberanía popular o si se debe abandonar desde la ideología hasta la política y estrategia del Movimiento Al Socialismo, en el Gobierno, para darle paso a una nueva experiencia de la derecha boliviana

Si ocurre lo primero, Morales se afirmará y se dará paso a otro referendo que espera turno y es el de la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado, un texto controvertido que la oposición ha rechazado insistentemente, poniendo palos a la rueda de la institucionalidad. El futuro inmediato está en juego en apenas unos días en términos históricos. Resta por comprobar si la oposición en Bolivia comienza a acostumbrarse a la democracia, para el caso de que el pueblo le de la espalda.


7 de junio de 2008

posted by Alfredo Jorge at 2:43 PM

 

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