Alfredo Carazo - Periodista

Notas de opinión sobre actualidad política y social, sobre la Argentina, América latina y la realidad mundial





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Saturday, February 23, 2008

 
En Ecuador hay peligro de secesión

Por Alfredo Jorge Carazo

Hasta el momento es solo el peligro. Son amagues de la oposición de derecha por desconocer la Constitución que todavía se discute y tratar de imponer nuevas normas basadas en la autonomía y el municipalismo. Todo indica que son más que simples coincidencias los argumentos similares con los de la oposición boliviana.

En principio pareció todo controlado. El presidente de Ecuador, Eduardo Correa, sostuvo con mucha anticipación que él no hubiera seguido el camino andado por su homólogo boliviano, Evo Morales, para reformar la Constitución. Primero en el referendo para que los ecuatorianos avalaran la discusión de una nueva Constitución de cara al denominado “socialismo siglo XXI” y luego en las elecciones para convencionales constituyentes, el mandatario no dudó en amenazar con renunciar para el caso de que el pueblo no lo apoyara.
De esta manera, Correa logró que le dieran el sí y de seguido que le otorgaran la mayoría necesaria, a punto tal que no le resultó difícil convertir a la Constituyente en soberana y hasta neutralizar al Congreso de mayoría opositora.
Pero si Morales sigue luchando con los alcaldes opositores de la “medialuna”, las regiones más ricas de Bolivia, sobre todo con el santacruceño, Rubén Costas, casi al promediar la construcción de la nueva Constitución ecuatoriana, Correa se encontró con una piedra similar en el camino, en la persona del alcalde de Guayaquil, la ciudad puerto más importante del país, Jaime Nebot. Tanto Costas como Nebot son de derecha y este último reporta al socialcristianismo. En ambos casos se oponen a las orientaciones de nuevas constituciones que no responden a su pensamiento.
El alcalde de Guayaquil, no sólo ha organizado una manifestación con banderas portando crespones negros, sino que encara la elaboración de un “Mandato de Guayaquil” para remitir a la Asamblea, cuyo planteamiento central –más allá de la cosmética de otros temas- es el de la autonomía y el municipalismo, tal como lo presentan los gobernadores bolivianos en un amague de secesión, que para el caso de los países andinos, tiene cierto tufillo de segregación contraria a los pueblos originarios. Curiosamente, tanto en Bolivia como en Guayaquil, los planteamientos tienen como pívot a los grupos universitarios, más o menos a la hechura de lo que ocurre en Venezuela con la oposición.
En Montecristi, en tanto, la Asamblea sigue discutiendo la nueva Carta Magna, que deberá ser sometida a un nuevo referendo popular, sobre el que el presidente Correa, ya anticipó que “ganará abrumadoramente; de nuevo le vamos a dar una paliza del siglo y nunca más los tres chiflados (por los líderes partidarios más prominentes) y algunos ladrones que tienen nombres de partidos políticos controlarán este país".
No hace mucho en Santiago de Chile, Correa intentó dejar tranquilos con cierta relatividad a los empresarios ecuatorianos, aliados a la vieja raigambre de los partidos políticos que se sucedieron en los últimos años, dejando una secuela de pobreza, indigencia y desintegración. Señaló entonces que “el socialismo del siglo XXI, el Gobierno de la revolución ciudadana, es amigo de los verdaderos empresarios, bienvenidos siempre a nuestra patria; es hora de que los verdaderos empresarios, quienes arriesgan tiempo, vida y capital, los que se juegan por la patria y su destino, saquen a los mercaderes modernos de los templos de América latina”. Y puso como ejemplo “de la triste y larga noche neoliberal en Ecuador”, la concesión del aeropuerto de Quito, con una inversión que pasa de los 600 millones de dólares, y en la que el concesionario solo aporta capital fresco, directo por 74 millones de dólares, mientras que el Estado aporta con casi el triple de ese monto y el resto se financia con préstamos pagados con los flujos fideicomisados del propio aeropuerto.
La oposición ya le avisó a Correa que lo presionará hasta con medidas de fuerza si el oficialismo se niega a incorporar las demandas de Guayaquil, a las que ahora se agregan reivindicaciones contenidas en un denominado “Mandato de Quito” que va por el mismo camino. Nebot apunto que si Correa no reconoce los derechos del “municipalismo”, Ecuador “puede balcanizarse”, un discurso similar al del Comité Cívico de Santa Cruz de la Sierra, el Beni y Pando para nombrar solo algunas de las regiones bolivianas que en el fondo pretenden la partición entre un país pobre y un país rico.
Justamente Correa calificó esos mandatos como “separatistas” y denunció que hay un evidente nexo entre la oposición ecuatoriana con la boliviana “que buscan torpedear los gobiernos democráticos”. Como de todas maneras la nueva Constitución deberá ser aprobada por el pueblo, habrá que ver hasta dónde cala en la conciencia popular el discurso de la oposición que por anticipado la condena por considerar que se trata de la instauración de una dictadura. Hasta ahora, el Gobierno ha cumplido a rajatabla con los preceptos legales para encarar la máxima iniciativa, pero solamente al final de la recta se sabrá si el apoyo popular –tal como lo espera Correa- es de similar nivel al que habilitó la reforma. Pero ese será otro momento de la historia ecuatoriana.

23 de febrero de 2008.

posted by Alfredo Jorge at 9:03 AM

Thursday, February 21, 2008

 
Guatemala en lucha contra las mafias

Por Alfredo Jorge Carazo

Apenas está llegando a un mes de su mandato el presidente de Guatemala, Alvaro Colom, y ya supo del sabor amargo de la confrontación con las mafias organizadas que desde décadas asolan a este país centroamericano. El asesinato de trabajadores del transporte automotor parece advertirle que no será nada fácil revertir lo heredado de gobiernos conservadores e impunes.



El Gobierno guatemalteco de Alvaro Colom, acaba de denunciar un intento de desestabilización que el mandatario adjudicó al narcotráfico, el crimen organizado y las mafias que minan la institucionalización en este país. En una primera lectura se pensaba que los ataques violentos contra conductores de transporte automotor de pasajeros que dio lugar la denuncia, eran producto todavía de una campaña electoral que tuvo de todo y que muchas veces se tiñó de la sangre de dirigentes políticos de distintos niveles. Pero Colom desechó esa interpretación y prefirió objetivizar en el crimen organizada en sus distintas variantes.

Alvaro Colom tiene poco tiempo en el Palacio Presidencial, desde que asumiera el 14 de enero pasado y aunque parece haber logrado una tregua con los opositores parlamentarios los problemas no son pocos. Por de pronto el asesinato de cinco trabajadores del transporte en acciones que parecieron perfectamente calculadas hizo mucho ruido en la recién estrenada administración, sobre la que Colom enfatizó diciendo que “el crimen organizado no quiere entender que en este Gobierno no se infiltra ninguna estructura del crimen organizado, sea esta la corrupción, sea esta el narco, seda esta el contrabando, sea la delincuencia común”.

El mandatario socialdemócrata le quiere imprimir a su gestión un intenso ritmo que promete cambiara el curso de la historia del país. Una sociedad surcada por la violencia casi institucionalizada, con una guerra interna de más de tres décadas, con consecuencias no cicatrizables y una pobreza y exclusión social de la que no resultará nada fácil salir. Hay que agregar el componente indígena que ancestralmente fue marginado en un país de mayoría de pueblos originarios. Una señal política inocultable fue la presencia por primera vez en la historia de la juramentación presidencial del Consejo de Ancianos Mayas, en medio del sonido de la “chirimía” y de la flauta maya, dos instrumentos autóctonos de importante significación.

Para el nuevo presidente, quien como es habitual en este tipo de discursos de asunción de mando convocó a la unidad de los guatemaltecos, señaló que comenzó en ese momento “el privilegio de los pobres, el privilegio de los sin oportunidad”. No le fue fácil llegar, hubo que vencer en segunda vuelta con la coalición encabezada por la Unidad Nacional de la Esperanza, a Otto Pérez Molina, del Partido Patriota –sus parlamentarios se retiraron del recinto luego de la juramentación- que sería algo más de los gobiernos anteriores como el de Oscar Berger, quien terminó su mandato con más muerte, desnutrición, pobreza y exclusión. El actual vicepresidente Amilcar Méndez, del izquierdista partido Frente Democrático Nueva Guatemala, sostiene que durante el Gobierno de Berger, se cometieron más de 21.000 asesinatos, superando al anterior de Alfonso Portillo en los que hubo 14.000 perdidas de vidas por razones políticas o del crimen organizado.

Tuvo que vencer también en la primera vuelta en la que no triunfó, al candidato más temible, el ex dictador Efraín Ríos Montt, del oficialista Frente Republicano Guatemalteco, quien se jactaba en su campaña con su slogan de “yo soy Guatemala”, en medio de un sistema político que ha demostrado una fragilidad extrema. Desde el primer minuto, el nuevo presidente enfocó su gestión al combate contra la pobreza, porque Guatemala es uno de los países más pobres de Centroamérica. Desde esa mirada les dijo a los empresarios que “hagan plata pero con responsabilidad social, y permítanme a mí iniciar un proceso de reducción de la pobreza con responsabilidad económica”.

Hubo tiempo para recordar a 200 mil guatemaltecos que se calcula perdieron la vida en medio de un conflicto armado interno impiadoso, para señalar además que “todo lo que hagamos por la justicia, por la seguridad y por la gobernabilidad, no tiene sentido, si la política de desarrollo social no tiene éxito” y de seguido afirmó que “un pueblo con hambre nunca va a ser pacífico. Un pueblo que no tiene oportunidad económica, tiene muy pocas probabilidades de tener paz social”.

Menuda tarea le espera a Alvaro Colom, para iniciar siquiera el cambio que pregona. Sin haber llegado a los 100 días iniciales, ya se enfrenta a las mafias bien posicionadas en Guatemala. Pero el presidente prefiere sostener que “yo aprendí que el tun y la chirimía eran tristes, pero después me explicaron que el tun es el corazón, y la chirimía, el espíritu. Entonces, cada vez que los escucho, siento el corazón vibrante de 23 pueblos que están esperando el desarrollo y la armonía”.

10 de febrero de 2008.
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posted by Alfredo Jorge at 1:51 PM

 

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