Alfredo Carazo - Periodista

Notas de opinión sobre actualidad política y social, sobre la Argentina, América latina y la realidad mundial





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Tuesday, March 08, 2005

 
DISCUTAMOS ENTRE TODOS
LA LIBERTAD DE PRENSA

Por ALFREDO CARAZO

A propósito del nuevo enfrentamiento que la Sociedad Interamericana de la Prensa, mantiene con el Gobierno argentino, Robert Cox, un periodista que trabajó en la Argentina, en el Buenos Aires Herald, reflotó la frase del norteamericano Thomas Jefferson, quien señaló que “entre un Gobierno sin diarios y un diario sin Gobierno prefiero un diario sin Gobierno”, pera añadir que “me da la sensación de que el presidente (Néstor) Kirchner prefiere un Gobierno sin diarios”. La opinión descontextualizada de Jefferson –más allá del temor reverencial que anida en algunos sectores concentradores del mensaje comunicacional- es algo así como “el Gobierno son los medios”, una concepción liberal que se emparenta con la afirmación de Marshall McLuhan, en cuanto a que “el medio es el mensaje”. El pueblo, como sujeto principal de la comunicación queda relegado a la periferia con el claro objetivo de orientar su manipulación.

Resulta inoficioso siquiera dilucidar ahora la propia existencia de la devaluada asociación de grandes medios de comunicación del interamericanismo. Tampoco adquiere demasiada importancia los posicionamientos de la vernácula Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), porque como la primera, sólo representa a las grandes corporaciones mediáticas, relegando a las modestas voces alternativas, algunas de las cuales están condenadas a la supervivencia. Es más, generalmente ADEPA coloca a la cabeza de su directorio a figuras de medios medianos o chicos, porque a la postre le resulta más beneficioso a los grandes medios mostrar la pobreza y no la bonanza. Desde atrás a veces se controla mejor.

La SIP arribó a la Argentina, encabezada por el peruano Alejo Miró Quesada, integrante de una de las familias más poderosas de ese país, que ha venido influyendo en la política nacional por décadas, sin importar el régimen gobernante, quien entre otros estuvo acompañado por el uruguayo Danilo Arbila, con sus pecadillos durante la dictadura militar oriental a cuestas. Porque de eso se trata. Los Miró Quesada y otras familias poderosas de América latina, gustan de ordenar y dirigir el curso de la historia de sus países, colocando y derrocando gobiernos si fuera necesario para defender sus propios imperios desde atalayas de papel, hoy devenidos en multimedios.

La SIP se opuso tenazmente por ejemplo al Gobierno del presidente Hugo Chávez, en Venezuela y apoyo abiertamente a la oposición golpista que encabezó el zar de los medios, Gustavo Cisneros, con fuertes inversiones en otros medios latinoamericanos, porque en ese país el poder de las cadenas es muy fuerte y supuestamente nadie se sienta en el Palacio Miraflores, sin su respaldo y luego que se sienta le manejan la agenda, que nunca caprichosamente favoreció a los más. En este lado del Río de la Plata, los fuertes empresarios reclamaron por supuestas –o no- presiones que estarían recibiendo los periodistas de parte del Gobierno, pero los entusiasmó mucho más plantear que “no se utilicen las pautas comerciales para favorecer o castigar a medios de comunicación, porque eso atenta contra la libertad de prensa”.

Los empresarios jamás quisieron discutir ni siquiera la mínima conceptualización de la libertad de prensa, porque le temen a embarcarse en algo más abarcador y superador de la libertad de empresa, como es la libertad de información, como un derecho del pueblo y no de quienes dicen representarlo desde los medios. En la Argentina –y en toda América latina- el periodismo no es una profesión liberal. Salvo cuando los periodistas concuerdan con la línea editorial y son pagados por eso, es una profesión ejercida en relación de dependencia, una función ejercida por trabajadores de prensa que en la mayoría de los casos están mal pagados. Va de suyo que de esta forma se atenta también contra la libertad de prensa en el negocio de unos pocos.

Los dueños de esos medios negaron recurrentemente la posibilidad de que esos trabajadores discutieran los alcances y contenidos de esa libertad de prensa que dicen precautelar. Si lo hubieran hecho quedaría en evidencia que sólo los anima el negocio y el poder que de él se deriva. Aunque hablan de objetividad –un concepto extraño a la propia naturaleza humana- los más importantes medios acomodan sus líneas editoriales a todos los tiempos. La tan mentada única e inexpugnable "libertad de prensa", aparece asociada al poder de turno y si no se puede se lo ataca. En el Perú de Miró Quesada, el ex presidente Alberto Fujimori y su socio Vladimiro Montesinos, compraron las voluntades de los medios y de profesionales de la comunicación, además de chantajear obscenamente a empresas gráficas y audiovisuales, hasta controlarlas totalmente. Después, caídos en desgracia se apuraron a poner un nuevo rey. En este sentido, es bueno rescatar a Armad Mattelard cuando define que "la libertad de prensa es la libertad de la propiedad, es funcional a los intereses de los propietarios de los medios de producción, el medio de comunicación de masa liberal no puede emitir sino mensajes que apunten a la protección de sus intereses".

Intereses además claramente asociados a no pocos comunicadores sociales que se emparentaron en su tiempo con las más aberrantes violaciones a la libertad de información y a los derechos humanos de más de 100 periodistas desparecidos, un récord latinoamericano que no debiera ser olvidado por la sociedad. Aca adquiere otra dimensión la respuesta a la SIP del presidente Néstor Kirchner, al señalar que “cuando había periodistas detenidos, desaparecidos, torturados, extorsionado, ahí no había libertad de prensa en la Argentina”.

Si se trata de discutir la libertad de información bienvenida sea la diversidad de pensamiento, para que la comunicación social deje de ser unidireccional. El promotor de la comunicación es el hombre, por eso tiene que ver con la conciencia y la libertad, de lo que deviene la libertad de pensamiento, de expresión, de opinión y de crítica. Los medios de comunicación, que no están exentos de la manipulación y de la irresponsabilidad, perfilan una creciente mediocridad basada en una información pasatista, individualista, sin contenido y no comprometida con valores y principios de la comunicación humana. Pero por sobre todo, no comprometida con la verdad, la justicia, los derechos humanos, la paz y la libertad del hombre y de todos los hombres.

Aquí se insertan los aspectos éticos de la comunicación, mucho más importante que el negocio publicitario. Porque paulatinamente y casi sin darnos cuenta se ha ido ubicando al hombre y a la sociedad –sujetos principalísimos de la información y la comunicación- como sujetos pasivos. Además, el modelo neoliberal compromete mucho más a la comunicación social y a los propios medios de comunicación, porque el modelo tiene políticas bien definidas, para provocar y proyectar desde allí patrones socio-culturales capaces de internalizarlo.

Definir a los sujetos de la información y la comunicación; determinar contenidos orientados al bien común; la objetividad y la subjetividad; la verdad y la responsabilidad, siguen siendo temas abiertos y de debate no estrictamente acotados a la profesión periodística. Pero desde hace años, estos temas se han ido incorporando a una polémica de alcance mayor, porque la cara de la globalización en los medios de comunicación social son los "multimedias", surgidos de la mano de la concentración de capitales, algunos de ellos –o la mayoría- formando parte de fondos de inversión. Las ramificaciones que tienen los capitales de los "multimedios" son asombrosas y demuestran que la comunicación ocupa un papel estratégico en la acumulación de poder en el mundo. Frente a eso, la SIP debiera tomar nota de la afirmación del jefe de Estado, en cuanto a que “en la Argentina las libertades son absolutamente plenas, tanto como para pensar totalmente diferente como para decir lo que uno piensa”, a lo que agregó que “si pensar diferente del periodismo es ser adolescente o atacar la libertad de prensa, me parece que el autoritarismo se estaría colocando del otro lado”. Hay también un autoritarismo mediático, quién lo duda.

Buenos Aires – 7 de marzo de 2005.

posted by Alfredo Jorge at 2:06 PM

 

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