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Notas de opinión sobre actualidad política y social, sobre la Argentina, América latina y la realidad mundial
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Tuesday, February 22, 2005
 Alfredo Carazo
posted by Alfredo Jorge at 11:25 AM
alfredo carazo
posted by Alfredo Jorge at 11:21 AM
NO REPETIR LA HISTORIA
Por ALFREDO CARAZO
Cuando el periodismo especializado, ligado estrechamente al establishment y representado por la concentración mediática, se dio cuenta que desde afuera empezaron a creer que era cierto que el Gobierno no daba marcha atrás en la oferta para los tenedores de bonos privados, se llamaron a silencio, pero comenzaron a preparar el mensaje de un nuevo escenario no imaginado. En general, todo apuntó a convencernos que nos caíamos del mapa, que la Argentina perdería una supuesta y beneficiosa inserción internacional, que los inversores rechazaban un país que se enfrentaba a los intereses especulativos y hasta que no era serio que se privilegiara los compromisos sociales internos, por encima del “derecho” que le asistía a los acreedores. En la práctica un país de la periferia tiene el “derecho” de ser robado, esquilmado, reducido a la indigencia, y además, debe dispensar los favores y beneficios que reclaman los acreedores usureros. Ni es nuevo en el mundo, ni tampoco lo es en una globalización mentirosa y asimétrica. Tampoco la Argentina ocupa el primer lugar en la historia de las situaciones límites, como que de ninguna manera el final del canje de la deuda y su reestructuración significa el maná para nuestros males. En una biografía de Getulio Vargas, de Carlos López, se recuerdan las alternativas del “Estado Nuevo” en la década del ’30, cuando el mandatario brasileño señalaba que “la situación impone, en el momento, la suspensión del pago de interés y amortizaciones, hasta que sea posible reajustar los compromisos, sin desangrar y empobrecer nuestro organismo económico. No podemos por más tiempo continuar solventando deudas antiguas por medio del proceso ruinoso de contraer otras más voluminosas, lo que nos llevaría, en poco tiempo, a la dura contingencia de adoptar una solución más radical. Nuestras disponibilidades en el exterior, absorbidas en su totalidad por el servicio de la deuda y, como si todavía no bastasen las exigencias, generan, como resultado, que no reste nada para la renovación del impulso al aparato económico, del cual depende todo el progreso nacional”. Ni los comunistas lo apoyaron entonces, porque privilegiaron la ideología y terminaron siendo funcionales a la oligarquía cafetalera. Ese Estado Nuevo apenas pudo formalizar algunos avances recién a partir de 1946, curiosamente como ocurriera en nuestro país para esa misma época con Juan Domingo Perón, por lo que va de suyo que en torno a la proyección de ideas de desarrollo e integración del Sur, algo se lleva caminado, con avances y retrocesos, estos últimos de la mano de la reacción que sólo piensa en cómo vencer estratégicamente a los pueblos. Si se reestructura la deuda como parece, se habrá dado apenas un paso más –importante por cierto- en morigerar las exigencias externas. No lo será todo, porque los organismos internacionales de crédito, que orientan los países más ricos no soltarán tan fácilmente la presa. La Argentina no es Rusia que pudo acordar el pago total de su deuda al FMI, pero se habrá sentado el precedente de que es posible ponerle techo a los intereses explotadores de las grandes potencias. Habrá que acallar también las voces interesadas de quienes están esperando el cierre del canje para aconsejar que se tomen nuevos préstamos que sigan comprometiendo al país. Los argentinos hace tiempo que vienen haciendo esfuerzos gigantescos para salir del estado de endeudamiento permanente. Todo esto ha costado mucho y se juega el futuro de generaciones jóvenes si se retoma la ruleta externa en la que sólo ganan los banqueros. El esfuerzo debe estar dirigido a construir otro país, poniendo todas las energías en la proyección emprendedora. Durante más de una década fue posible observar con claridad meridiana las consecuencias de un modelo de país especulador, entregado a la manipulación internacional y presa de los mayores negociados con los recursos naturales y estratégicos. El costo ha sido muy grande incluso en vidas humanas, como para que otra vez se beneficien unos pocos en detrimento de los más. El Gobierno del presidente Néstor Kirchner no lo puede permitir, y conjuntamente el pueblo debe apoyar que no se repita la historia que ha dejado a millones de argentinos en la pobreza y la indigencia. La Argentina tiene que dejar de ser definitivamente un bien mostrenco.
Buenos Aires – 22 de febrero de 2005.
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