Alfredo Carazo - Periodista

Notas de opinión sobre actualidad política y social, sobre la Argentina, América latina y la realidad mundial





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Monday, October 04, 2004

 
NO SE SUPERA EL
ANTIPERONISMO VISCERAL

Por ALFREDO JORGE CARAZO

El flamante canciller chileno, Ignacio Walker, no puede desdecirse, ni disculparse, ni argüir un desliz. El funcionario demócrata cristiano podrá ser “un buen muchacho” y hasta “un hombre progresista”, según le explico al canciller argentino Rafael Bielsa su antecesora, Soledad Alvear, pero tiene formado un juicio de valor no precisamente favorable al peronismo, que incluye al presidente Néstor Kirchner.
No se la puso nada fácil al presidente Ricardo Lagos, que tuvo que admitir no haber tenido en cuenta las opiniones de su ahora colaborador en política exterior sobre la realidad argentina. Opiniones y prejuicios los ha habido y variados en América latina y el mundo, como que no pocos políticos adhirieron de manera complaciente al golpe de Estado de 1955 que derrocó a Juan Domingo Perón. Según se analizaba, los militares de entonces habían clausurado un período institucional democrático al que consideraban dictadura y como lo hace hoy Walker, sostenían que el peronismo se basaba en una doctrina de “lógica perversa”, con “rasgos autoritarios” y “fascistoides”. Se decían demócratas, pero como no les creyeron demasiado, muchos de esos políticos terminaron desalojados de un poder que imaginaban tener, por militares que pensaban de ellos lo mismo que de Perón. No aprendieron para nada la lección de la historia.
Se incorporaron a la galería de los fascistas de derecha, pero también de la izquierda, en ambos casos alérgicos a las mayorías nacionales y populares. La democracia no siempre genera demócratas, No hay que hurgar demasiado como para descubrir cuántos dirigentes políticos se treparon concupiscentemente a cualquier forma de poder golpeando los cuarteles. En la Argentina y en América latina.
A la luz de los resultados –y la política se mide por los resultados- socialcristianos y socialdemócratas no tienen para nada un historial según el cual los pueblos que alguna confiaron en sus formulaciones y promesas hayan mejorado siquiera en parte su calidad de vida. Por algo, hay una peligrosa orientación latinoamericana hacia las dictaduras, si estas fueran capaces de revertir la pobreza crítica y la indigencia. Son los hombres y mujeres que cayeron en la desesperanza como consecuencia de las prácticas políticas más perversas, entre ellas el haber flexionado sus rodillas como conspicuos gerentes del modelo neoliberal. Sin que se pueda soslayar la alta dosis de corrupción rampante que golpea a la mayoría de los países de la región y que en las últimas horas salpica al recientemente asumido secretario general de la OEA, el socialcristiano Miguel Angel Rodríguez, quien hasta no hace mucho era presidente de Costa Rica.
Pragmáticamente se podría inferir que tan duros ataques sólo contribuyen a afianzar la vigencia del peronismo desde que se iniciara hace casi seis décadas una revolución, que quedó inconclusa cuando las minorías privilegiadas de siempre aplaudieron la dictadura, la que subrogó la voluntad popular por las armas. Pero curiosamente, las afirmaciones de Walker parecen concatenarse con otras del ex embajador brasileño Sergio Correa da Costa, en el sentido de que para el caso de que hubiera triunfado Alemania en la Segunda Guerra Mundial, Perón estaba decidido a anexar a Paraguay y Uruguay, dividiéndose con Brasil, Bolivia y Perú. Frondosa imaginación histórica con alta cuota de perversidad.
El Justicialismo integra la Organización Demócrata Cristiana de América, regional de la internacional demócrata cristiana, de la que forma parte también la Democracia Cristiana de Chile, integrante de la Concertación Democrática actualmente en el poder. En sus alardes de poner los huevos en distintas canastas, lo afilió el ex presidente Carlos Saúl Menem y no se recuerdan objeciones del por entonces diputado Walker, a un Gobierno que renegaba de su inspiración para abrazar el modelo neoliberal. Ahora al canciller chileno no le alcanzan las disculpas para salvar su propia historia, porque quedó esclavo de sus palabras. No está sólo por supuesto, porque hay otros “progresistas” que aunque hipócritamente son dueños de sus silencios, piensan igual, sobre todo a la hora de añorar el favor de las mayorías a las que en el fondo subestiman.

Buenos Aires – 3 de octubre de 2004.


posted by Alfredo Jorge at 3:09 PM

 
NO SE SUPERA EL
ANTIPERONISMO VISCERAL

Por ALFREDO JORGE CARAZO

El flamante canciller chileno, Ignacio Walker, no puede desdecirse, ni disculparse, ni argüir un desliz. El funcionario demócrata cristiano podrá ser “un buen muchacho” y hasta “un hombre progresista”, según le explico al canciller argentino Rafael Bielsa su antecesora, Soledad Alvear, pero tiene formado un juicio de valor no precisamente favorable al peronismo, que incluye al presidente Néstor Kirchner.
No se la puso nada fácil al presidente Ricardo Lagos, que tuvo que admitir no haber tenido en cuenta las opiniones de su ahora colaborador en política exterior sobre la realidad argentina. Opiniones y prejuicios los ha habido y variados en América latina y el mundo, como que no pocos políticos adhirieron de manera complaciente al golpe de Estado de 1955 que derrocó a Juan Domingo Perón. Según se analizaba, los militares de entonces habían clausurado un período institucional democrático al que consideraban dictadura y como lo hace hoy Walker, sostenían que el peronismo se basaba en una doctrina de “lógica perversa”, con “rasgos autoritarios” y “fascistoides”. Se decían demócratas, pero como no les creyeron demasiado, muchos de esos políticos terminaron desalojados de un poder que imaginaban tener, por militares que pensaban de ellos lo mismo que de Perón. No aprendieron para nada la lección de la historia.
Se incorporaron a la galería de los fascistas de derecha, pero también de la izquierda, en ambos casos alérgicos a las mayorías nacionales y populares. La democracia no siempre genera demócratas, No hay que hurgar demasiado como para descubrir cuántos dirigentes políticos se treparon concupiscentemente a cualquier forma de poder golpeando los cuarteles. En la Argentina y en América latina.
A la luz de los resultados –y la política se mide por los resultados- socialcristianos y socialdemócratas no tienen para nada un historial según el cual los pueblos que alguna confiaron en sus formulaciones y promesas hayan mejorado siquiera en parte su calidad de vida. Por algo, hay una peligrosa orientación latinoamericana hacia las dictaduras, si estas fueran capaces de revertir la pobreza crítica y la indigencia. Son los hombres y mujeres que cayeron en la desesperanza como consecuencia de las prácticas políticas más perversas, entre ellas el haber flexionado sus rodillas como conspicuos gerentes del modelo neoliberal. Sin que se pueda soslayar la alta dosis de corrupción rampante que golpea a la mayoría de los países de la región y que en las últimas horas salpica al recientemente asumido secretario general de la OEA, el socialcristiano Miguel Angel Rodríguez, quien hasta no hace mucho era presidente de Costa Rica.
Pragmáticamente se podría inferir que tan duros ataques sólo contribuyen a afianzar la vigencia del peronismo desde que se iniciara hace casi seis décadas una revolución, que quedó inconclusa cuando las minorías privilegiadas de siempre aplaudieron la dictadura, la que subrogó la voluntad popular por las armas. Pero curiosamente, las afirmaciones de Walker parecen concatenarse con otras del ex embajador brasileño Sergio Correa da Costa, en el sentido de que para el caso de que hubiera triunfado Alemania en la Segunda Guerra Mundial, Perón estaba decidido a anexar a Paraguay y Uruguay, dividiéndose con Brasil, Bolivia y Perú. Frondosa imaginación histórica con alta cuota de perversidad.
El Justicialismo integra la Organización Demócrata Cristiana de América, regional de la internacional demócrata cristiana, de la que forma parte también la Democracia Cristiana de Chile, integrante de la Concertación Democrática actualmente en el poder. En sus alardes de poner los huevos en distintas canastas, lo afilió el ex presidente Carlos Saúl Menem y no se recuerdan objeciones del por entonces diputado Walker, a un Gobierno que renegaba de su inspiración para abrazar el modelo neoliberal. Ahora al canciller chileno no le alcanzan las disculpas para salvar su propia historia, porque quedó esclavo de sus palabras. No está sólo por supuesto, porque hay otros “progresistas” que aunque hipócritamente son dueños de sus silencios, piensan igual, sobre todo a la hora de añorar el favor de las mayorías a las que en el fondo subestiman.

Buenos Aires – 3 de octubre de 2004.


posted by Alfredo Jorge at 3:02 PM

 

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