Alfredo Carazo - Periodista

Notas de opinión sobre actualidad política y social, sobre la Argentina, América latina y la realidad mundial





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Monday, July 26, 2004

 
SIN RUBOR SE INSISTE EN
LIMAR LA SOBERANIA

Por ALFREDO JORGE CARAZO

Es posible que el brete de seguridad, que se suma a la todavía no clausurada crisis social, nos impida ver con mayor nitidez el horizonte inmediato. Por algo el  FMI demora la aprobación del tercer tramo de la revisión del acuerdo con la Argentina, teniendo en cuenta que en un mes más habrá que volver a discutir todo, o por lo menos casi todo. Las presiones de los organismos internacionales de financiamiento externo son un clásico y aunque cada tanto se habla de autocrítica, no hay que engañarse, pueden perder el pelo pero no las mañas.

Algo de eso puede verse con claridad en un reciente informe del Banco Mundial, en el que se persiste empujando privatizaciones, reduciendo el rol del Estado, particularmente en sectores estratégicos de la economía. En una operación de pinzas, en algunos países centroamericanos y del Caribe, la operación tiene que ver con las exigencias de Estados Unidos antes de suscribir los Tratados de Libre Comercio y los sectores claves siguen siendo la energía y las comunicaciones. En el Sur, las exigencias transitan otras reformas estructurales.

En el informe “Reformando la infraestructura. Privatización, regulación y competencia”, el Banco Mundial se lamenta que en la Argentina, “una severa crisis macroeconómica y un régimen regulatorio substancialmente debilitado por la interferencia política han minado la que de otro modo sería una espectacular transformación sectorial”.

Una de las exigencias que baja del Banco Mundial, es manejar lo que se da en llamar las privatizaciones de segunda generación, con el objetivo de encontrar un equilibrio entre eficiencia y equidad social; alentar tanta competencia como sea posible, dadas las cambiantes características tecnológicas y económicas de estos sectores; adaptar la regulación para atender problemas emergentes, circunstancias cambiantes, y nueva información en sectores de infraestructura regulados y proteger a los consumidores, atendiendo a sus preocupaciones, y solicitando su participación en el proceso regulador.
Lo demás y en lo inmediato, se insiste en la necesidad de honrar los compromisos y sobre todo renegociar los contratos de privatización.

Acompañando al FMI y a los países desarrollados que integran el G-7, el organismo explica que ”se requieren métodos para hacer los cambios necesarios en la regulación al tiempo que se honran los intereses involucrados en los contratos de privatización. Así, como parte de una segunda generación de reformas, los hacedores de políticas en las economías en desarrollo y en transición deben desarrollar marcos para revisar los mandatos regulatorios y renegociar los contratos de concesión. Tales marcos deben proteger el interés público lo mismo que los intereses de inversionistas y consumidores y deben promover la competencia eficiente”.
El Banco Mundial reconoce que las políticas aplicadas en las décadas pasadas, impuestas de la mano de modelos neoliberales en los países con economías en desarrollo, perjudicaron a las mayorías y sobre todo fueron la cantera de millones de pobres, pero no obstante persiste, justificando el diagnóstico como una situación inevitable.

Resulta obvio que esos organismos no fueron una creación destinada a favorecer a los países periféricos. Lo malo es haberlo creído y no ubicarlos en el casillero de la más canallesca usura internacional. Por eso el mes que viene seguramente el flamante director-gerente del FMI, Rodrigo de Rato, estrene su perfil duro con exigencias de reformas estructurales que según dicen en Washington se están demorando excesivamente por razones políticas.  Hasta ahora, las presiones tenían que ver con las dificultades que encuentran los bonistas privados para torcer el techo de la propuesta argentina, pero ahora además de los compromisos superavitarios cumplidos en exceso, llegó la hora de otras exigencias, entre ellas la coparticipación federal y la renegociación de los contratos.

Los países ricos no están hoy en las mejores condiciones y con sus crisis vuelven a mirar a las economías del Sur. Y como si nada hubiera ocurrido, se intenta una vez más imponer estrategias y políticas económicas y financieras que nada tienen que ver con un crecimiento y desarrollo y sostenido y sustentable. Es el poder económico, tecnológico y político que sigue limando la soberanía de nuestras naciones.

Buenos Aires – 25 de julio 2004.                                                                                                                                                                                            



posted by Alfredo Jorge at 10:57 AM

 

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