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Notas de opinión sobre actualidad política y social, sobre la Argentina, América latina y la realidad mundial
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Monday, November 17, 2003
LA EQUIDAD SOCIAL
NO ES UN IMPOSIBLE
Por ALFREDO JORGE CARAZO
Evidentemente hay formas de mejorar la calidad de vida de los trabajadores argentinos en medio de la batalla por el crecimiento sostenido. Si no fuera así aparecerían como irracional los aumentos salariales determinados por el Poder Ejecutivo –excepción hecha de los estatales- sobre todo el salario mínimo que dispara todas las categorías de convenio. El presidente Néstor Kirchner ya había anticipado que si mejoraba la recaudación habría aumentos para los jubilados y si las variables económicas mostraban signos de recuperación, se iba a mejorar el ingreso de los trabajadores formales. La medida se compadece además con las afirmaciones del ministro de Economía, Roberto Lavagna, cuando el Coloquio de IDEA le dijo a los empresarios que “si el consumo no tiene un papel relevante no habrá crecimiento sustentable y que asegure equidad social”. El clima empresarial es de efervescencia y en algunos casos, como en la Unión Industrial de abierta confrontación, mientras el quiebre ya está a la vuelta de la esquina. Se trata de reacomodar el cuerpo en un escenario impensado y desconocido.
Algunos oídos sufrieron el impacto al escuchar que “las exportaciones son importantes, pero por sí solas no tienen peso suficiente para mover el aparato económico”, en momentos que todos los sectores de la producción quieren adjudicarse el rol de la reactivación. Es importante que otras recetas, alejadas del laboratorio de los organismos internacionales de financiamiento externo, comiencen a desandar –aunque todavía tímidamente- la crisis social. Es bueno advertir que la mejora es para los trabajadores con trabajo –con salarios todavía deprimidos- por lo que en algún momento y es de esperar que sea más temprano que tarde, comience la etapa de la inclusión de todos los trabajadores sin empleo, los de la economía informal, los de las condiciones de trabajo precario, tan precario que ni siquiera es posible flexibilizarlo, los miles y miles que deambulan en todo el país, buscando un lugar para recuperar su dignidad de persona humana.
Es ponderable que a diferencia de otras épocas no tan distantes, las medidas correctivas de la justicia social, hayan sido adoptadas por convencimiento del gobernante, sin que fuera necesario exigirlo. Y ni siquiera los usureros pueden protestar.
Buenos Aires – 16 de noviembre de 2003
acarazo@fibertel.com.ar
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