Alfredo Carazo - Periodista

Notas de opinión sobre actualidad política y social, sobre la Argentina, América latina y la realidad mundial





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Saturday, August 23, 2003

 
NO HACE NADA BIEN UNA
CONDUCCIÓN BICEFALA

Por ALFREDO JORGE CARAZO


Lo que desvela al presidente Néstor Kirchner, es el armado político que sustente su gestión como aproximación al poder real. Por dentro y por fuera del Partido Justicialista que no controla y que además está minado de desconfianza ideológica. Lo necesita también, para situarse apenas un poco por encima de los caciques territoriales que, aunque devenidos a menos, todavía le hacen fuerza. Y también obviamente para enrumbar a la Argentina que no termina de salir de una de sus crisis más crudas y que aún espera muchas más respuestas a la cuestión social. Claro que más allá de estas urgencias, es imprescindible tapizar al país con la normalización institucional, que conlleva los cambios más profundos y traumáticos.
Justamente al cumplir tres meses de su mandato institucional, Kirchner comenzó a sentir en carne propia lo que ha sido una constante en la interna partidaria. Esto es, que nada ni nadie es capaz de generar una oposición de tal envergadura como la fecundada desde el interior mismo del peronismo, lo que aunque se quiera disimular necesariamente comporta el inicio de una discusión política a fondo. Por la ideología del movimiento nacional que lideró Juan Domingo Perón y por la que tiene que ver con la dirección que está tomando el Gobierno.
Como en los últimos años cada vez hay menos espacio para explicitar proyectos, sólo queda evaluar las políticas de Estado a medida que se van generando. Y no sólo se está exigiendo contener, sino que es sano evadirse del asistencialismo que confunde y tienta a la vez. Todo esto en medio de otras campañas electorales que hasta fin de año seguirán “hartando” por la alta cuota de superficialidad en la propuesta. Aunque luzca con excesiva labilidad, el pensamiento político no muda fácilmente. Aunque no son todos, se está arando con los mismos bueyes que en más de una década apostaron a un modelo que hundió a la Argentina en la decadencia.
Las diferencias evidenciadas con el vicepresidente Daniel Scioli –a riesgo de revivir la memoria reciente- tienen mucho que ver con proyectos contradictorios entre sí y otras cuestiones no menores, amasados en orígenes distintos, lo que no debe haber sido pasado por alto a la hora de la integración de la fórmula. A nadie se le puede tabicar sus ideas y hasta es lícita la ambición de poder, siempre y cuando se ubique en los códigos políticos que deben respetarse. Es más, no es tanto como lo explicita sino lo que esconde, promoviendo lo que se ha dado en llamar “políticas alternativas” a las originadas en la Casa Rosada. En esto también se apunta el “hartazgo” por los entredichos a ese nivel, a pesar de que es bueno recomponer la percepción de que otras son las urgencias de la mayoría de los argentinos.
No se puede tampoco minimizar el entredicho simplificándolo como una simple pelea de entrecasa, una disputa palaciega. Scioli puso el dedo en política exterior, opinó a favor del ALCA, incursionó en la negociación con el FMI y no dudo en agitar lo más controvertido de los derechos humanos. Se encaramó como liderando el Poder Legislativo y desde allí empezó a construir su poder propio, atalonado en el sector empresario más concentrado y prebendario, que se le acercó rápidamente cuando empezó a vislumbrar una creciente pérdida de privilegios y casi nula llegada a la intimidad del Gobierno. En Madrid y en Roma, el vicepresidente hizo buenas migas con las testas más encumbradas de las multinacionales y de las corporaciones que manejaron todo el proceso privatizador en el Gobierno de Carlos Saúl Menem, y de allí en más se lanzó a desafiar el liderazgo del presidente.
En un régimen presidencialista es inadmisible una conducción bicéfala, por lo que seguramente habrá muchos más cimbronazos como estos, porque la política se mide también en el poder que se construye entre los pliegues más inesperados. Sobre todo cuando las ideas forman un entramado contradictorio, como es el caso actual. Si por la cabeza del vicepresidente Daniel Scioli pasó la peregrina idea de convertirse en el José Alencar de Luiz Inácio Lula da Silva, está equivocando su rumbo. Como lo puede equivocar también el primer magistrado si como respuesta, se abroquela mucho más aún en un círculo áulico que podrá ser de confianza generacional, pero que podría hacerle perder la visión de la necesidad de hacer política con todos, en la apertura de una discusión acerca del modelo al que se aspira. Mientras tanto esto no le hace nada bien ni al presidente ni al país.
Aunque la situación no derive en males mayores –salvo la exposición pública- Néstor Kirchner sabe ahora que tiene muy cerca el embrión de una construcción política, cuyo origen debe buscarlo en el mismo riñón del ex presidente Carlos Saúl Menem y que, aunque pragmáticamente haya adjurado del pasado que transitó, se suele perder el pelo pero no las mañas.

Buenos Aires – 24 de agosto de 2003
acarazo@fibertel.com.ar



posted by Alfredo Jorge at 2:33 PM

Sunday, August 17, 2003

 
EL VICE DE DIOS ES ATEO

Por ALFREDO JORGE CARAZO

No hay que minimizarlo ni aumentarlo excesivamente, pero el cortocircuito generado por el vicepresidente Daniel Scioli, a propósito del eventual aumento de las tarifas de los servicios público, advierte sobre estilos diferentes en la cúpula del Gobierno. No es creíble por ciento que sólo se haya tratado de un “acto de sinceramiento”, sólo reservado a la más alta autoridad del Estado. A menos que el motonauta haya quedado impresionado con la película “Todopoderoso” que protagoniza Jim Carrey y haya querido ser Dios por una semana en la Argentina. No parece andar por ahí la cosa. No obstante, el tema en cuestión es de una envergadura tal que no admite errores y toca sensiblemente a las negociaciones que avanza el Ministerio de Economía y que seguramente forma parte de la estrategia política del presidente Néstor Kirchner.
No es tampoco casual lo de Scioli en el Coloquio de IDEA. En las últimas horas está más expuesto y ha lucido como permeable a los lobbys empresarios, de corporaciones transnacionales y operadores que se sienten desplazados por el hermetismo que se imprime a toda gestión desde la Casa Rosada. Además, alientan cierto grado de resentimiento cuando ven transitar a los piqueteros y representantes de organizaciones sociales y políticas por las oficinas de Balcarce 50 con los que sólo se tratan desde la subestimación. Por lo demás, desde el inicio ha sido proclive a manifestaciones que tienen que ver con un nivel ejecutivo de cuidado. Como dato, basta recordar su participación en la 33º Cena Anual del Consejo de las Américas, en nueva York, a la que dijo acudir para que “brindar señales claras y despejar dudas y para que los empresarios, hombres de negocios y políticos se enteren de nuestros proyectos y de los planes hacia el futuro”, entre los que incluyó inopinadamente un apoyo sin condiciones al Area de Libre Comercio de las Américas. Allí alterno con lo más granado de la concentración económica y financiera, y pasó luego a alentar a los exiliados cubanos, prometiendo un apoyo nunca decidido como política exterior.
La Argentina política parece controversial en todo. Casi como un laboratorio. Hasta con la justicia, entendida como un valor que tiene que ver con los derechos humanos y como base fundante en la construcción de una sociedad más humana y solidaria. Se recuperó la democracia formal en la década de los ’80 y de ahí en más todos los esfuerzos se encaminaron a la búsqueda de atajos para evitar el castigo a los culpables de la violencia irracional, mimetizando estas intenciones bajo el eufemismo de “pacificar los espíritus”.
Como si esto fuera posible en el tiempo, se llegó a legislar interpretando la obediencia debida y como corolario vino el punto final. Se obvio un dato fundamental de la historia, como es la complicidad implícita en el ocultamiento de la verdad y eso interpela a la clase política de todos los signos, sobre todo cuando hacen profesión de fe democrática.
La humanidad entera hoy es consciente de que los hombres cometen crímenes de lesa humanidad y decidió poner en marcha la Corte Penal Internacional nacida del Protocolo de Roma. Sería una incongruencia que la Argentina, que ratificó la vigencia de ese Tribunal rehusara juzgar a quienes lideraron los crímenes más atroces, bajo el manto de la Doctrina de la Seguridad Nacional, en la que lo enemigos aparecen de fronteras adentro.
No se pacificaron los espíritus entonces a pesar de la impunidad lograda y para quienes sostienen que el Gobierno deja de solucionar los graves problemas de los argentinos al ocuparse del pasado, es bueno recordarles que la crisis social de la Argentina alcanzó su pico máximo aún con la indemnidad.
Podrán aparecer ahora tecnicismos que nada tienen que ver con la voluntad política de estos tiempos. Pero los derechos humanos no son excluyentes y deben ser tratados en toda su extensión, dado que son fuertemente impactados por lo social. Solamente con un régimen dictatorial fue posible comenzar a implantar el perverso modelo neoliberal y esa orientación llevaba implícito la desaparición forzada de millones de argentinos.
Durante el debate de las leyes de Obediencia Final y Punto Final, la nota discordante la tuvo el diputado nacional Ricardo Argentino Bussi, señalando que “hay toda una comunidad que no es ésta que está en la plaza, que son seguramente la mayoría de ellos beneficiarios de planes Trabajar que pagamos todos los argentinos para que vengan a gritar acá a la plaza”. El legislador sin duda prefiere un remedo de democracia en la que el signo distintivo sea la injusticia. Es verdad que muchos de quienes se entusiasmaron en el recinto tambièn lo hicieron al sancionar ayer las leyes hoy dudosamente anuladas. Pero no deja de ser un paso adelante.
No debe primar por cierto el espíritu de venganza, sobre todo contra las instituciones de la República, porque tornaría estéril a la justicia buscada, no obstante la única manera de cerrar esta negra página de nuestra historia contemporánea, es asumiendo que nada nuevo se puede construir desde la mentira o el ocultamiento de la verdad.

Buenos Aires - 17 de agosto de 2003

acarazo@fibertel.com.ar



posted by Alfredo Jorge at 11:40 AM

 

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