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Notas de opinión sobre actualidad política y social, sobre la Argentina, América latina y la realidad mundial
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Sunday, July 20, 2003
POR SI ALGUIEN NO LO ADVIRTIO
TODAVIA ESTAMOS EN CRISIS
Por ALFREDO JORGE CARAZO
No salimos de la crisis ni mucho menos, lo que está condicionando fuertemente a lo social. Casi todos los indicadores económicos y sociales atestiguan que la Argentina está en medio de un precario equilibrio y confirman también que no es posible evadirse fácilmente de un modelo que desequilibró con fuerza a la sociedad argentina. Aunque los errores son admisibles, el gobernante y la sociedad toda debiera evitar caer en los yerros de antaño, como para que los primeros pasos de un nuevo tiempo no se precipiten en el fracaso. Por eso hay que advertir los riesgos políticos de esta etapa, entre los cuales reconocen significación las internas partidarias y el cronograma eleccionario hasta fin de año, sobre todo en cuanto a los nuevos liderazgos.
Sin embargo hay otras señales que son promisorias porque se proyectarán al futuro. De a poco se está conociendo el pensamiento del presidente Néstor Kirchner sobre cada uno de los problemas que más impactan y se disparan algunas líneas de acción que tienen su sello distintivo y personal. Pero el compromiso en esta nueva etapa no debería convertirse en un apoyo sin condicionamiento crítico y constructivo a la vez, porque se corre el riesgo de empezar a verlo rubio y de ojos azules como alguna vez se percibió al ex presidente Carlos Saúl Menem. Es un costado de la idiosincrasia de algunos sectores, tan pernicioso como el que cultivan quienes ya le susurran al oído que debe pisar el freno, que no se entusiasme y que al juguete nuevo se lo prestaron, pero que hay por parte de los factores de poder la intención de reacomodarse para exigir su devoluci?ó.
También rondan los “nuevos políticos”, o los reciclados a seminuevo con discursos y viejas mañas mentirosas, aprendidas en noches de politiquería rastrera. Otros en cambio prefieren jugar al maniqueísmo, una trampa de los extremos que aunque sólo sea por obsoleta y peligrosa habría que sortear definitivamente. No hay lugar para la revancha en los escenarios políticos actuales, que en la mayoría de los casos trastornan toda agenda que sólo esté fundada en la buena voluntad, aunque parezca que no es poca cosa. Y como la gestión no aparece lineal, en cada recodo se agazapa la zancadilla para detectar la repetición de promesas incumplidas.
En las cercanías hay ejemplos a tomar en cuenta. En Brasil se observa con atención y hasta con cierta preocupación el rumbo que encara a seis meses de haber asumido, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, y al mismo tiempo son visibles las contradicciones que aparecen en la administración del ecuatoriano Lucio Gutierrez. En ambos el futuro ya venía condicionado, como la mayor limitación que tienen en el aquí y ahora los nuevos procesos institucionales, cuyo desafío prioritario es la recuperación de la democracia participativa, que implica recuperar la confianza de la sociedad civil, sólo alcanzable con nuevas prácticas políticas.
Estamos transitando todavía ahora democracias enfermas. Este estadio de la sociedad es impensable como cimiento firme en la construcción de un desarrollo sustentable, pero es lo que se tiene. Por eso estos procesos no deben quedar encorsetados en la polémica de cenáculos partidistas que, como ocurrió con el alto abstencionismo en las recientes elecciones legislativas mexicanas, es rechazada por las mayorías nacionales. Como tampoco tendrán su legitimidad si se persiste en hacer política por sospecha. Los cambios exigen nuevas prácticas y la cuota de audacia necesaria para no queden sólo en la superficie.
Buenos Aires – 20 de julio de 2003.
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