|
Notas de opinión sobre actualidad política y social, sobre la Argentina, América latina y la realidad mundial
|
Sunday, May 25, 2003
DESDE LA OPOSICIÓN TAMBIEN
SE CONSTRUYE EN DEMOCRACIA
Por ALFREDO JORGE CARAZO
Néstor Kirchner inicia su mandato presidencial , observado con una actitud cauta pero esperanzadora a la vez por el pueblo argentino. Es como si fuera una compensación por lo que las urnas le negaron a pesar de su voluntad. Eduardo Duhalde, a su vez, deja el cargo que le confió el Parlamento, con un alto porcentaje de aprobación popular, un dato de la realidad que no es muy común.
A partir de ahora, el presidente tendrá que vérselas con una oposición nutrida para gobernar el nuevo turno de la democracia. Todos se anotan en este segmento político, como apuntando al futuro. A la definición en este sentido de los ex candidatos Ricardo López Murphy –quien se asume de puro voluntarismo como encabezándola- y Elisa Carrió, le siguió Adolfo Rodríguez Sá, según quedó definido en el Congreso del Movimiento Nacional y Popular que se reunió en San Luis. Ni hablar del menemismo y otros sectores tradicionalmente ubicados en esa franja. Es que de seguido se vienen las elecciones legislativas y para gobernadores, por lo que no habrá luna de miel con la mayoría del espectro político.
El escenario es difuso, porque a pesar de los votos obtenidos, los partidos políticos, incluyendo aquellos con liderazgos emergentes, no pueden asegurar la confianza de una ciudadanía expectante, que por lo general tiende a dar un tiempo a todo habitante nuevo en Balcarce 50. Incluso los piqueteros prefieren bajar un tanto el nivel de confrontación, para no dejar en el camino la comprensión de la mayoría de la sociedad con relación a la crisis social. Con el correr de las horas es posible analizar que la gran mayoría del pueblo optó por el cambio, en uno u otro sentido. Oponerse por especulación puede no resultar tan buen negocio, porque se depende de la gestión de un nuevo oficialismo del que no se conoce demasiado. No es lo mismo que diferenciarse, porque resulta lícito resguardar la individualidad. No son pocos los que barruntan la posibilidad de una experiencia nueva, distinta, que obligaría a un esfuerzo mayor para superarla.
El Congreso futuro, a partir de diciembre, será el termómetro de la voluntad ciudadana en la distribución de roles republicanos y habrá que observar con detenimiento su funcionamiento. De momento, todas las especulaciones en cuanto al futuro parlamentario inmediato, deben remitirse a esa fecha, porque en el aquí y ahora, la segunda minoría en el recinto sigue estando en manos del radicalismo, que ya anunció su consabida decisión de “conformar una oposición seria y responsable”. Un punto de debate será en adelante la crisis de los partidos políticos y hasta su propia representatividad, planteada con toda crudeza con Duhalde. Constitucionalmente sostenes de la democracia, nada parecen tener que ver hoy con las expectativas populares. La Unión Cívica Radical se muestra como paradigmático, porque esa representatividad manifestada en el Congreso, a la hora de votar no ha sido convalidada en las urnas el pasado 18 de abril, lo que le resta legitimidad a la hora de oponerse. Y en el peronismo, las secuelas de la atomización, seguramente abrirán las puertas a un debate ideológico y político de envergadura, si es que no quiere quedar entrampado solamente en el esquema de lo viejo y lo nuevo, sin mayores profundizaciones. Como dijera el presidente de la Pastoral Social del Episcopado, Carmelo Giaquinta, el flamante mandatario “tendrá que esforzarse mucho para que resurja el peronismo original, el auténtico, el de las tres banderas: Una Nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana”.
Lo que parece quedar fuera de discusión es una nueva forma de acometer las tareas del Estado. Kirchner no es muy amante de los anuncios espectaculares. Más bien prefiere que se vaya haciendo en el día a día como suele explicar. Es más, su programa de Gobierno es poco conocido, porque eran escasos lo que creían que llegaría a dirigir los destinos del país. En pocas carillas los equipos del santacruceño desgranaron “el desarrollo social desde una red de políticas públicas federales con eje en la persona y en la familia; el trabajo y la producción como eje de desarrollo económico y social; la infraestructura y la obra pública al servicio de la producción y el empleo; la economía como herramienta para definir un proyecto de país y justicia, seguridad y Estado de derecho para el desarrollo humano”.
Grandes trazos para grandes políticas de Estado que exigirán su cumplimiento para evitar nuevas frustraciones, a lo que debería agregarse una reforma política imprescindible. Néstor Kischner, abogó desde la Asamblea Legislativa a construir con la oposición “prácticas colectivas de cooperación”, que pueda superar los alineamientos partidarios y tuvo en cuenta el imaginario colectivo al señalar que “sabemos hacia donde vamos, pero también sabemos hacia donde no queremos volver”, como un signo de los nuevos tiempos, rechazó “la identificación entre gobernabilidad e impunidad” . Ahora será necesario imaginarse un camino que conduzca a la construcción de un país distinto, sólo posible con el acompañamiento popular, sin lo cual aparece como impensable.
Buenos Aires – 25 de mayo de 2003
acarazo@fibertel.com.ar
|
|