Alfredo Carazo - Periodista

Notas de opinión sobre actualidad política y social, sobre la Argentina, América latina y la realidad mundial





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Sunday, April 27, 2003

 
UNA NUEVA OPORTUNIDAD PARA
CONSTRUIR UN MODELO INCLUSIVO

Por ALFREDO JORGE CARAZO

Cuando en la Argentina las urnas estaban “guardadas” por la barbarie de la Doctrina de la Seguridad Nacional, el país tuvo que sacrificar a miles de argentinos antes de volver a tener la posibilidad de acceder al menos a una mínima propuesta de recuperación democrática. Y hace poco más de un año, escaseaban los que se atrevían a pronosticar estas jornadas cívicas. La Plaza de Mayo era entonces la imagen del caos y el Gobierno aliancista de Fernando de la Rúa, se había derrumbado estrepitosamente, eclipsando la emergencia de un deslucido “progresismo”.
En la transición se ensayaron distintos escenarios posibles, pero quizás lo más importante haya sido él haber encontrado en paz este presente. Más allá de la desgastante confrontación interna con el ex presidente Carlos Saúl Menem, el presidente Eduardo Duhalde, que se definió a sí mismo como “el garante de estas elecciones”, logró cumplir exactamente con el mandato que le diera la Asamblea Legislativa. Los pasos cortos a veces suelen ser decisivos. Importa ahora que el nuevo presidente llegue a su cargo con la mayor cuota de legitimidad posible, como para que pueda aceitar mecanismos armónicos para timonear los negocios del Estado. Por eso, a diferencia de lo habitual, ahora el mandatario saliente ya anunció que convocará de inmediato a un “compromiso de gobernabilidad”, que tiene que ver con las relaciones inmediatas entre el Ejecutivo y el Poder Legislativo, que conserva una estructura de expresiones mayoritarias atomizadas. Es más significativo asegurar la conducción de esta nueva transición política, que el pacto que ya está exigiendo el Fondo Monetario Internacional, cuyos personeros desembarcaron como buitres en Buenos Aires, apenas horas antes de que se abrieran las urnas.
Seguramente muchos argentinos tuvieron que reflexionar sobre las bondades de este mecanismo electoral, hasta las mismas puertas del cuarto oscuro, pero más allá del resultado, lo valioso que el pueblo haya votado masivamente, poniendo en juego su responsabilidad frente a la sociedad toda. El dato no es menor, porque quien a partir del 25 de mayo ocupe el despacho presidencial en la Casa Rosada, tendrá que demostrar en un tiempo muy breve que se han asimilado las experiencias anteriores como para no dar pasos en falso. En poco tiempo, el pueblo argentino sufrió –sin que todavía se haya superado- la mayor crisis de su historia. Las secuelas de la inestabilidad impactan todavía en la mayoría de la sociedad y en pocos días más estarán frente a frente el modelo neoliberal excluyente de la decadencia, la miseria y la marginalidad y una vez más la posibilidad de construir, sin delegar, ni dar cheques en blanco, un nuevo modelo inclusivo de país.
Casi inexorablemente la experiencia siempre remitió a la opción en lugar de permitir la elección, la escogencia de proyectos o programas de Gobierno que respondieran a las expectativas populares. Y es verdad que al cierre de la jornada, ya con los números en la mano, se corre el riesgo de que una importante porción de argentinos se sienta frustrado, aunque habrá que seguir un trecho más hasta el 18 de mayo. Esta vez el sufragio adquiere una dimensión superior de cara al futuro del país, como para comenzar a escribir de nuevo políticamente.
En las últimas horas de la primera vuelta fue común la alusión a la refundación de la República, aunque es necesario señalar que para nada ha quedado definido el contenido de la propuesta. Para probar la dimensión de un cambio, habrá que trocar la ecuación. El “síganme” lúdico, mesiánico e individualista se agotó.
Los franceses, que desde hace años generalmente repiten la elección, suelen decir que en la primera vuelta votan con el corazón, dejando para la segunda la conveniencia entre dos candidatos. Esa polarización define con claridad el modelo del futuro inmediato, y también a veces lo que no se quiere. Así ocurrió en la confrontación entre el actual presidente galo, Jacques Chirac y el ultraderechista Jean Marie Le Pen. En todos lados se cuecen habas, pero lo importante es tomar conciencia de la herramienta que supone tener un las manos una boleta electoral, aunque no necesariamente cambie el curso de la historia de manera concluyente.
El domingo –y seguramente se repetirá el 18 de mayo- se nominó en positivo, desechando la trampa del nihilismo -incluyendo a la ultraizquierda y a la ultraderecha- que se empeña en convocar a la abominación de todo lo político, lo que termina siendo funcional al neoliberalismo perverso. Pero finalmente se percibió que hacerle trampa a la urna, es un fraude a nosotros mismos, porque siempre habrá una alternativa nacional y popular.

Buenos Aires – 27 de abril de 2003.

acarazo@fibertel.com.ar

posted by Alfredo Jorge at 8:06 PM

 

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